Elementos compartidos de Alexander

lunes, 2 de julio de 2007

Borges y yo

Durante mucho tiempo me resistí a admitir que el argentino Jorge Luis Borges, fuera el escritor más grande que hayan visto las letras latinoamericanas. Me gustaba guardar ese sitial para Gabriel García Marquez.

Sin embargo, hoy debo reconocer que sí. Pese a que no escribió nunca una novela, sólo cuentos, ensayos y poemas, Borges es el más grande.

Quizá el hecho de que no haya escrito una novela, el género más popular, fue una de las causas para que nunca le dieran el Premio Nóbel.

Aunque hay quien dice que la academia sueca no le otorgó tal distinción por causas políticas. Se considera que fue excluido de la posibilidad de obtenerlo por haber aceptado un premio otorgado por la presidencia del dictador chileno Augusto Pinochet.

En cuanto a lo de la novela Borges se cuestionó alguna vez: Para qué escribir una historia de 120 páginas, si se puede contar en 10.

Odio de Borges su prepotencia, su pretendida ignorancia, su despectiva sapiencia. Terminan por aburrirme sus cuentos intelectuales, llenos de laberintos espaciales y temporales, con bibliotecas infinitas o argucias de ese tipo.

También me disgustan esas historias repletas de nombres de difícil pronunciación como ‘Tlön, Uqbar, Orbis Tertius’. Aunque muchos de esos relatos son imprescindibles del legado borgiano.

Para muchos esa será la obra más valiosa del escritor argentino, pues en ‘la mayoría de sus historias más populares abunda en la naturaleza del tiempo, el infinito, los espejos, laberintos, la realidad y la identidad; mientras otras se centran en temas fantásticos’, detallan en Wikipedia.

Pero es por otra parte de su obra lo que me agrada de Borges, por lo que me he atrevido a cederle –en mi criterio- el sitial del más grande escritor latinoamericano de todos los tiempos. Y son sus cuentos de cuchilleros.

‘Historias más o menos reales de la vida sudamericana; historias de héroes populares, soldados, gauchos, detectives y figuras históricas, mezclando la realidad con la fantasía y los hechos con la ficción’.

El mismo Borges reconoce en uno de ellos, El Sur, acaso su mejor relato. A mi me gustan casi todos los de ese tipo, El Hombre de la Esquina Rosada, El Encuentro, entre otros.

En ellos Borges hace gala mejor que nadie de la tesis de que en un cuento siempre se cuenta dos historias.

Borges construye la historia secreta, la que sólo se revela al final, con los elementos marginales de la obvia. Construye la historia explícita en función de la implícita, de ahí su efecto.

Y no sólo eso, lo hace con una manera única, resalta su manera de adjetivar y las sabias reflexiones del narrador acerca de lo contado.

Los dejo al final con un video que honra el título de este post y que inspiró estas reflexiones. ‘Borges y yo’, la voz del escritor leyendo una descripción sobre si mismo, con el fondo de una guitarra
que pretende tocar un tango.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante el artículo de Alexander García. Como el admite,Borges ,es justamente el deambulador de los misterios, de los laberintos, hurgador del tiempo subjetivo, creador de lenguajes extraños para nominar fantasías.No lo nominaron para el Nobel por motivos políticos.Gracias por recrearme otra vez con su voz llena de espacios que dibujan sus palabras.
Isabel Ramírez Ramos-Buenos Aires
ramirez_chabela@yahoo.com.ar

Alexander García V. dijo...

Isabel, gracias por tu comentario y por lo de 'brillante'.
Últimamente, he tenido un poco descuidado mi blog, pero me alegra que personas como tú lo visiten.
A mí también me encantó el video de Borges, en el que se desdobla y se describe a sí mismo. Algo metafísico, ¿no cres?. Un abrazo y no te pierdas.