Chiquita, una cuerda floja entre realidad y fantasía
Entrevista con Antonio Orlando Rodríguez Premio Alfaguara 2008.
Cuenta que a los ocho años esscribió su primer best seller, un cuento sobre un oso del zoológico que se escapó de su jaula porque quería ser vigilante de tránsito. “Lo leyeron todos los compañeros de mi clase”. La carrera literaria de Antonio Orlando Rodríguez se ha escalonado entre la literatura infantil y sin etiquetas. Aunque su más reciente publicación es una novela para adultos, es también una historia con olor a infancia. Con Chiquita, que narra la vida de una cantante cubana que en su vida adulta medía solo 66 centímetros, ganó el Premio Alfaguara de Novela 2008. El escritor cubano estuvo en Guayaquil para presentar su libro y hablamos con él sobre el personaje que le cambió la vida.
Usted usa en este libro el tópico del manuscrito, que dota a la historia de realismo, ¿pero, no es un recurso muy viejo?
Es un recurso que han utilizado los novelistas desde tiempos muy antiguos. Ayuda a darle verosimilitud a la novela, a que el lector entre de una manera muy fácil en ese juego que se propone, pero el recurso no por viejo ha perdido efectividad.
El narrador encuentra la historia en una barata de libros. ¿Cómo encontró usted a Chiquita?
Yo encontré la historia de otra forma, mucho más moderna, gracias a la tecnología, porque una amiga me envió por correo electrónico las fotografías de Espiridiona Cenda, “Chiquita”. Ahí me enteré de la existencia del personaje, fue la primera vez que escuché de ella, y a partir de ese momento empecé a investigar sobre su vida, eso fue hace ya seis años.
¿Qué tanto hay de realidad y de ficción en la novela?
Soy un mentiroso profesional y no voy a revelar cuánto de ficción y de realidad hay porque un mago nunca dice al público cual es el “secreto”, pero lo que le voy a decir es que la novela es como una cuerda floja, tiene un extremo atado a la realidad y el otro extremo atado a la fantasía, el lector está invitado a caminar por ella.
¿Luego de encontrar el personaje, cómo fue el proceso de armado de la obra?
Fueron cinco años dedicados a esta novela, tuve primero que investigar sobre la vida del personaje y después estudiar la época, cada ciudad por la que ella pasó, acontecimientos históricos, en una época muy compleja.
¿La obra es también un fresco histórico?
Por supuesto, se presta más atención al personaje, pero sin descuidar el telón de fondo que es como la revisión de toda una época, del cambio del siglo XIX al siglo XX en Cuba y EE.UU.
En algún momento el narrador reconoce un bloqueo al momento de contar la historia. ¿Esa incertidumbre fue también la suya?
Tuve incertidumbres de otro tipo, fue un libro difícil de escribir, me generó muchas dudas, hasta el final no estuve convencido de que estuviera logrado, por suerte finalmente me di cuenta que el libro ya se parecía bastante a lo que había imaginado, pero fue un proceso muy arduo, con muchas dudas probando muchas formas, reescribiendo pasajes completos.
¿Un proceso tortuoso?
La escritura fue difícil, quería que fuera un libro muy fácil de leer, muy transparente, muy dinámico y todo eso me exigió mucho trabajo. Es lo mejor que yo pude escribir en ese momento.
Chiquita es una novela con muchos guiños acerca de lo infantil...
Mezclo elementos que son propios de las historias infantiles con elementos de novelas para adultos, el resultado es lo que se podría catalogar como una especie de cuento de hadas no apto para menores.
El premio es también un compromiso para el futuro con sus nuevos lectores...
Siempre cuando ganas un premio como este tienes sobre ti muchas miradas, una gran presión. Yo trataré de escribir un próximo libro, sin que eso interfiera mucho, tratando de divertirme, tratando de contar una buena historia, tratando de que me guste básicamente a mí; porque pienso que los libros primero tienen que gustarle a quien los escribe, para que tenga la posibilidad de gustarle a otras personas. Que te guste a ti es lo que lo hace auténtico y lo que puede hacer que encuentre resonancia.
¿Ya tiene pensado de qué se va a tratar el próximo libro?
También va a desarrollarse en el pasado, me gustan mucho las historias que transcurren en el ayer. Me encanta todo ese trabajo de arqueología histórica para hacer la escenografía del libro, esa puesta en escena. Va a ser un libro que se desarrollará en La Habana a principios del siglo XX, solo que esta vez va a tener un protagonista masculino.
¿Un personaje histórico, como Chiquita?
Chiquita es un personaje muy singular que había caído en el olvido y extrañamente, tuvo la suerte de un descubridor por así decirlo. Me encantó trabajar con ella, me fascinó su independencia, su temperamento, tuvo todas las exigencias de una diva pero en miniatura y me encantó también recrear su vida amorosa , escandalosa, incluso para el día de hoy. Una mujer atrevida con mucha fuerza, con mucha autenticidad, pero es un personaje que se presenta una sola vez en la vida.
Ficha personal
Nombre: Antonio Orlando Rodríguez. Nació en Ciego de Ávila, Cuba en 1956. Escritor, editor y periodista. Licenciado en periodismo en la Universidad de La Habana, aunque nunca ha sido “un periodista de 24 horas”. Es autor de la novela para adultos Aprendices de brujo (Alfaguara 2002) y de obras para niños como El rock de la momia y La isla viajera.
Cuenta que a los ocho años esscribió su primer best seller, un cuento sobre un oso del zoológico que se escapó de su jaula porque quería ser vigilante de tránsito. “Lo leyeron todos los compañeros de mi clase”. La carrera literaria de Antonio Orlando Rodríguez se ha escalonado entre la literatura infantil y sin etiquetas. Aunque su más reciente publicación es una novela para adultos, es también una historia con olor a infancia. Con Chiquita, que narra la vida de una cantante cubana que en su vida adulta medía solo 66 centímetros, ganó el Premio Alfaguara de Novela 2008. El escritor cubano estuvo en Guayaquil para presentar su libro y hablamos con él sobre el personaje que le cambió la vida.
Usted usa en este libro el tópico del manuscrito, que dota a la historia de realismo, ¿pero, no es un recurso muy viejo?
Es un recurso que han utilizado los novelistas desde tiempos muy antiguos. Ayuda a darle verosimilitud a la novela, a que el lector entre de una manera muy fácil en ese juego que se propone, pero el recurso no por viejo ha perdido efectividad.
El narrador encuentra la historia en una barata de libros. ¿Cómo encontró usted a Chiquita?
Yo encontré la historia de otra forma, mucho más moderna, gracias a la tecnología, porque una amiga me envió por correo electrónico las fotografías de Espiridiona Cenda, “Chiquita”. Ahí me enteré de la existencia del personaje, fue la primera vez que escuché de ella, y a partir de ese momento empecé a investigar sobre su vida, eso fue hace ya seis años.
¿Qué tanto hay de realidad y de ficción en la novela?
Soy un mentiroso profesional y no voy a revelar cuánto de ficción y de realidad hay porque un mago nunca dice al público cual es el “secreto”, pero lo que le voy a decir es que la novela es como una cuerda floja, tiene un extremo atado a la realidad y el otro extremo atado a la fantasía, el lector está invitado a caminar por ella.
¿Luego de encontrar el personaje, cómo fue el proceso de armado de la obra?
Fueron cinco años dedicados a esta novela, tuve primero que investigar sobre la vida del personaje y después estudiar la época, cada ciudad por la que ella pasó, acontecimientos históricos, en una época muy compleja.
¿La obra es también un fresco histórico?
Por supuesto, se presta más atención al personaje, pero sin descuidar el telón de fondo que es como la revisión de toda una época, del cambio del siglo XIX al siglo XX en Cuba y EE.UU.
En algún momento el narrador reconoce un bloqueo al momento de contar la historia. ¿Esa incertidumbre fue también la suya?
Tuve incertidumbres de otro tipo, fue un libro difícil de escribir, me generó muchas dudas, hasta el final no estuve convencido de que estuviera logrado, por suerte finalmente me di cuenta que el libro ya se parecía bastante a lo que había imaginado, pero fue un proceso muy arduo, con muchas dudas probando muchas formas, reescribiendo pasajes completos.
¿Un proceso tortuoso?
La escritura fue difícil, quería que fuera un libro muy fácil de leer, muy transparente, muy dinámico y todo eso me exigió mucho trabajo. Es lo mejor que yo pude escribir en ese momento.
Chiquita es una novela con muchos guiños acerca de lo infantil...
Mezclo elementos que son propios de las historias infantiles con elementos de novelas para adultos, el resultado es lo que se podría catalogar como una especie de cuento de hadas no apto para menores.
El premio es también un compromiso para el futuro con sus nuevos lectores...
Siempre cuando ganas un premio como este tienes sobre ti muchas miradas, una gran presión. Yo trataré de escribir un próximo libro, sin que eso interfiera mucho, tratando de divertirme, tratando de contar una buena historia, tratando de que me guste básicamente a mí; porque pienso que los libros primero tienen que gustarle a quien los escribe, para que tenga la posibilidad de gustarle a otras personas. Que te guste a ti es lo que lo hace auténtico y lo que puede hacer que encuentre resonancia.
¿Ya tiene pensado de qué se va a tratar el próximo libro?
También va a desarrollarse en el pasado, me gustan mucho las historias que transcurren en el ayer. Me encanta todo ese trabajo de arqueología histórica para hacer la escenografía del libro, esa puesta en escena. Va a ser un libro que se desarrollará en La Habana a principios del siglo XX, solo que esta vez va a tener un protagonista masculino.
¿Un personaje histórico, como Chiquita?
Chiquita es un personaje muy singular que había caído en el olvido y extrañamente, tuvo la suerte de un descubridor por así decirlo. Me encantó trabajar con ella, me fascinó su independencia, su temperamento, tuvo todas las exigencias de una diva pero en miniatura y me encantó también recrear su vida amorosa , escandalosa, incluso para el día de hoy. Una mujer atrevida con mucha fuerza, con mucha autenticidad, pero es un personaje que se presenta una sola vez en la vida.
Ficha personal
Nombre: Antonio Orlando Rodríguez. Nació en Ciego de Ávila, Cuba en 1956. Escritor, editor y periodista. Licenciado en periodismo en la Universidad de La Habana, aunque nunca ha sido “un periodista de 24 horas”. Es autor de la novela para adultos Aprendices de brujo (Alfaguara 2002) y de obras para niños como El rock de la momia y La isla viajera.
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