Elementos compartidos de Alexander

sábado, 23 de enero de 2010

Tendencia mundial creciente

Literatura gay ¿para niños?

Una niña convive con dos mamás en el libro infantil El amor de todos los colores, de Lucía Moreno. La autora española escribe cuentos en donde se ven reflejados sus propios hijos (adoptivos) en un hogar homoparental.

"En la montaña más alta sobre la ciudad, un joven príncipe todavía no se ha casado. Su madre insiste en que debe encontrar una princesa. El príncipe le dice: "Bien mamá (...) tengo que decirte que nunca me han gustado mucho las princesas". Su madre hace desfilar una joven tras otra por el castillo, pero ninguna despierta su interés. Luego llega una princesa escoltada por su hermano Lee, y el príncipe exclama: "¡Qué guapo!". Se enamoran y comienzan los preparativos de la boda". Este es el argumento central de un cuento ilustrado... ¡para niños!
El álbum Rey y Rey, de autoría de las holandesas Linda de Haan y Stern Nijland, ha levantado gran revuelo, demandas y polémica -también múltiples traducciones y nada despreciables ventasdesde su publicación en el año 2000.
Pero la tendencia de escribir sobre temas tabú para la infancia, como la muerte y los conflictos existenciales (ya presente en la obra de J.K. Rowling, la creadora de Harry Potter), salta cada vez con más fuerza a planos como el de la homosexualidad.
Si han existido suspicacias sobre un subliminal mensaje gay de Bob Esponja o de uno de los Teletubbies, estos cuentos salen verdaderamente del clóset. Pañuelito celeste es el relato de un niño que quería convertirse en niña. Este cuento fue el ganador el año pasado de un concurso, cuyo fin era "incentivar el respeto a la diferencia desde la infancia", al que se presentaron más de 100 manuscritos y que tuvo entre sus organizadores a la secretaria de Educación de Buenos Aires.
La española Lucía Moreno es una de las "estrellas" del género.
En su primer cuento, El amor de todos los colores, un niña tiene que convivir con dos mamás. En un principio, Moreno no encontraba editorial para sus textos por lo que creó su propio sello: Topka, especializado en literatura "para todos los niños y todas las familias" según reza su eslogan. Ahora distribuye libros en España, México, Inglaterra y EE.UU. Ella defiende su oficio escudándose en una de las funciones de la literatura: "mostrar horizontes amplios".



Beso entre hombres, ilustración del cuento Rey y Rey.


Reacciones
A pesar de ser defendida desde algunos sectores en pos de la tolerancia, a Mariuxi Mendoza, de 38 años, y una niña, de 9, le alarman este tipo publicaciones. "¡Yo jamás le compraría uno de esos libros a mi hija!", exclama, pues cree que podrían inducir a la homosexualidad. Algunas organizaciones religiosas han ido más allá y han calificado estos libros como una forma de abuso infantil.
Para el psicólogo Samuel Merlano el dilema principal es el de la distorsión, pues los niños todavía no tienen la capacidad de discernir lo que es una funcionalidad familiar y el suficiente criterio de lo que es normal o anormal. "Los niños son más susceptibles a ser manipulados o maldirigidos". Muchas de estas publicaciones ilustradas están dirigidas a infantes de entre 4 y 8 años y para el catedrático son temas que se deben tratar a fondo en la adolescencia.
"Eso no significa que los padres no deban hablar con sus hijos pequeños sobre todo lo que pasa en la sociedad, pero con mucha seriedad...".
La escritora ecuatoriana Edna Iturralde, una de las más prolíficas en literatura infantil y juvenil a nivel nacional, defiende la buena literatura. "Si se demuestra respeto a los niños en su tratamiento y está bien escrito, yo no encuentro ningún problema que se mencionen estos temas en literatura infantil". La autora asegura que es mucho mejor que los niños lean un texto bien escrito y con un buen tratamiento sobre la homosexualidad, a que se enteren de otras formas. "Los niños igual se van a enterar", dice.
Rey y Rey se convirtió en éxito más por su controversial tema que por sus planteamientos estéticos. Termina con un beso entre los dos reyes en su boda y cierra con la frase de todo cuento de hadas: "y vivieron felices y comieron perdices".

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