Elementos compartidos de Alexander

jueves, 12 de abril de 2007

Salvan palabras en vías de extinción

De la palabra más rica, a la más necesitada, de la más hermosa, a la olvidada, eso parece ser lo que se propuso una institución española de gran presencia en la web denominada 'Escuela de escritores'.

En el 2006 invitó al mundo hispanohablante elegir la palabra más bonita del mundo. En el 2007 con la campaña 'Apadrina una palabra en vías de extinción' propuso una labor de amor a la lengua, al rescatar palabras en desuso y celebrar así el Día del Libro (23 de abril).

Recuerdo que voté para la palabra más bella del castellano por ‘Inverosímil’ y recuerdo que lo hice por su sonoridad.

Pero el concurso lo ganó una palabra más poderosa: Amor.
"Entiendo esta palabra como negación de la muerte (a-mor: -a, negación y mortis, muerte) o lo que da vida. En este sentido, nos está expresando el sentido del hombre de trascender, de vivir... Me parece hermoso que una palabra tan simple pueda expresar tanto".
Romina Madrid, desde Santiago de Chile, recurrió a una posible explicación del término para justificar su elección.
Como ella votaron tres mil trescientas sesenta y cuatro personas de un total de 40.000 que participaron alrededor del mundo.

Amor fue seguida en votación y en ese orden por Libertad, Paz y Vida.
Parece ser que los votantes valoraron más el concepto que la sonoridad, aunque entre las 26 más votadas estuvieron Libélula, Azahar, Susurro, Azul y una que no conocía: Lapislázuli (una gema muy apreciada en joyería desde la antigüedad. Su nombre proviene del latín lapis, "piedra", y del persa azur).
Bochinche, fue la palabra más votada en la iniciativa por salvar palabras en vías de extinción.
"Representa una alegria juvenil, espontánea y festiva. ademas de que es dificil de encotnrarle un sinonimo", se
justificó al votar por ella Paulina Arzola de Chile.
Cabe anotar, que con las palabras enviadas se creó una gran arca (www.reservadepalabras.org) en donde cualquier persona podrá consultarlas en el futuro. Entre 1992 y 2001 se desterraron más de seis mil términos del Diccionario de la Real Academia Española.

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