Elementos compartidos de Alexander

sábado, 19 de mayo de 2007

Si la vida quiere

La historia de este desencuentro, se la escuche por accidente a un hombre joven y anónimo que se sentó en el bus, un puesto detrás del mío. Se la contó a su acompañante y yo la reproduzco ahora con las licencias de la memoria, y como dice Borges, la buena o mala literatura.

Relato.-
Bajaba con mi hermana tomada del brazo por las escalinatas del cerro, cuando de pronto sentí que alguien me miraba.

Volteé a ver y me encontré con unos ojos cafés, fijos, posados sobre mí. Los ojos eran de Sofía, una ex novia a quien no veía y de quien no tenía noticias por lo menos hacía un lustro.

Estaba semiescondida tras una columna del portal de una vieja casa, la luz del la tarde iluminaba su rostro, pero su cuerpo permanecía en la cuasi oscuridad; parecía que había dejado de verla apenas una semana atrás: ¡no había cambiado nada!

Le dije a mi hermana que se adelantará y me devolví a saludarla.

Le di a Sofía con un beso suave, pero enfático sobre la comisura de la boca; no protestó.

- ¿Qué haces por aquí? - le pregunté.

- Visitaba a una amiga – dijo señalando con el pulgar hacia la calle que se extendía a sus espaldas.

- ¿Qué ha sido de tu vida?, he intentado contactare un par de veces, pero el teléfono ya no es el mismo. - dije.

- Muchas cosas cambian en 6 años – se encogió de hombros –, yo sí he tenido noticias suyas.

A lo cual sólo pude responder asintiendo con la cabeza y esbozando una nerviosa sonrisa; luego de un silencio incomodo, pregunté:

- ¿Tienes un nuevo teléfono?

- Unjhu...

- ¿Cual es el número? - dije mientras sacaba del bolsillo mi celular para agregarla a mis contactos.

- ¿Y usted como para qué lo quiere?

- Ah, ahora ya no me tuteas.

- No tengo porqué.

- O sea, que ni siquiera podemos ser amigos.

No respondió.

- De nada valdría pedirte entonces que nos veamos en otra ocasión.

- Si la vida quiere que nos volvamos a encontrar, nos veremos, de otra forma no – sentenció.

Se despidió con un simple ‘adiós’ y cuando huía, al atravesar la calle corriendo, casi es atropellada por un bus que tuvo que frenar para que ella atraviese.

Tuve ganas de seguirla, de arrodillarme ante ella, pero el orgullo y más el recuerdo de mi hija, que de mi esposa, me detuvieron. Ya no pude sacarme de la cabeza sus palabras: ‘Si la vida quiere…’.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy breve pero profunda. "Si la vida quiere", puesta en el contexto de un antiguo amor, mueve sentimientos que estan guardados dentro del baúl del corazón, a pesar del tiempo. Me gustó.